
Osteopatía Pediátrica
“Obtienes increíbles resultados cuando le permites al niño que desarrolle todo su potencial. En un tratamiento yo les permito que sean todo lo que pueden ser. Ellos son los que realizan la curación, yo sólo abro la puerta.”
Dra. Viola Frymann
(madre de la osteopatía pediátrica)
La osteopatía pediátrica trata a los bebés desde su nacimiento.
El objetivo es restablecer el movimiento, el equilibrio y la armonía funcional global. Es permitir al bebé expresar su potencial de crecimiento en todas sus dimensiones. Es reconocerlo en su integridad y totalidad.
Debemos saber que el bebé desde que nace e incluso desde antes de nacer (en el interior del vientre materno) está sujeto a muchas fuerzas y tensiones que pueden producir problemas de adaptación o lesiones. A veces no somos conscientes de que existen factores externos, como pueden ser tomar analgésicos durante el embarazo, vivir un embarazo con mucho estrés materno, realizarse la prueba de amniocentesis o la propia epidural, que aunque nos pueden parecer totalmente inofensivos, realmente pueden afectar al desarrollo estructural del recién nacido y generarle complicaciones futuras.
El parto, también supone un momento crucial en la vida del bebé. Aunque aparentemente todo vaya bien, debemos evaluar muy bien cómo ha sido ese parto.
Un parto vaginal permite saber al bebé “que ha nacido”. Pasar por el canal vaginal de parto es fundamental para la compresión y posterior expansión craneal, porque va a dar el principio de los ritmos en el bebé y también va a dar la base de su flora intestinal. Esto no se da en los bebés nacidos por cesárea, por eso es importante evaluar a estos recién nacidos para ver como podemos ayudarles.
Cuando, además es un parto instrumentalizado (fórceps o ventosas), estas herramientas pueden dejar marcas en el cráneo del bebé o generar compresiones que deben ser tratadas en consulta.
Todo lo explicado anteriormente juntamente con cualquier tipo de complicación en el parto y sobretodo, si has vivido un parto respetado o no, afecta directamente al bebé y puede generarle consecuencias a corto, medio y largo plazo.

Por esta razón, es muy importante actuar de manera preventiva. Se recomienda una primera visita durante los primeros 15 días de vida del bebé. Los primeros 3 meses son claves y hasta los 6 meses, podemos actuar con mayor facilidad.
Así, evitamos que pequeños trastornos se conviertan en disfunciones en un futuro.
¿Cómo trabajamos?
Un bebé NO es un adulto en miniatura. La constitución del cuerpo de un bebé y sus competencias no tienen nada que ver con las de un adulto. Así, que no podemos tratar al bebé como si lo fuera.
Trabajamos sobre las fascias, un tejido multi informado en constante crecimiento. Trabajamos sobre una matriz ósea, no sobre hueso, porque el cuerpo de un bebé no tiene la estructura de un adulto, es cartílago. Las técnicas son suaves y sutiles.
Trabajar con calma y mucha presencia es la clave para jerarquizar todo lo que el bebé no puede.
¿Cuándo es más recomendable acudir a un osteópata pediátrico?
Partos difíciles.
Partos de nalgas o podálicos.
Cesáreas.
Partos instrumentalizados (fórceps, ventosas)
Bebés prematuros.
Bebés que nacen con vuelta de cordón umbilical.
Fase expulsiva prolongada o muy rápida.
Embarazos gemelares o múltiples.
¿Qué síntomas deben llamarme la atención en mi bebé?
Bebé irritable / llanto excesivo.
Plagiocefalia (deformidad de uno de los lados de la cabeza del bebé).
Asimetrías faciales (de la cara).
Estreñimiento / diarreas.
Cólicos del lactante, reflujo gastroesofágico, gases, vómitos, regurgitaciones y otras disfunciones viscerales.
Tortícolis (congénita o adquirida).
Rigidez o hipotonía general.
Problemas de succión al mamar.
El bebé se chupa el dedo cuando no tiene chupete o saca mucho la lengua.
Trastornos del sistema estomatognático (maxilar, palatino, mandíbula, dientes, lengua). Mala oclusión dental y posición lingual.
Postura o movimientos asimétricos: el bebé adopta siempre la misma posición o no acepta otras.
Alteración del sueño.
Preguntas frecuentes
El tratamiento es totalmente seguro. Puede molestarles pero nunca doler.
Dependerá de cada bebé y de su manera de reaccionar pero son frecuentes el cansancio, fiebre, sueño prolongado, diarrea o irritabilidad. Normalmente este tipo de reacciones no duran mucho, uno o dos días, no más.
No, ante un proceso febril podemos empeorar un caso. Un bebé que tiene fiebre no esta en una buena predisposición para absorber los cambios que vamos a proponerle y podemos crear un efecto en él que no pueda aguantar.
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